Tai·Chi·Kung en la montaña: alquimia e inmortalidad

Tai·Chi·Kung en la montaña: alquimia e inmortalidad

 

Ofrecemos un fin de semana intensivo en el corazón del Pirineo para conectar de nuevo nuestra Energía con la fuente de donde mana permanentemente…Dicen los clásicos que «los sabios estudian el calendario» y es cierto: el Otoño, esa hermosa estación bajo el signo de Venus-Afrodita, nos invita a desprendernos de todo lo viejo, lo superfluo, lo que ya no sirve, para retornar a la Esencia, al núcleo, al tuétano inmortal de nuestros huesos… siguiendo el ejemplo de los fresnos y los robles, que sueltan las hojas para reconcentrarse en la vida interna de la savia de cara a la Nueva Primavera: siempre renaciendo a través de los ciclos de la vida…

Bajo el lema «Alquimia e inmortalidad» compartiremos un fin de semana junto al fuego, en los bosques, junto al dolmen, caminando, meditando, conversando, disfrutando sobremesa, aprendiendo hermosos movimientos curativos de la gimnasia sagrada que tanto nos gusta practicar. Para más información, llamad a Lisette: 638 526 859  / 636 721 715

TAICHIKUNG: Aprendemos a perdonar al enemigo

CIMG1053Nuestro ego no sabe, ni puede ni quiere perdonar: es la mente que no perdona.

También a menudo nos hace creer que no tenemos enemigos!…y resulta que los tenemos! Forman parte de nuestra estructura. Los necesitamos. Nos enseñan, porque nos tocan…

Entonces, qué es un enemigo? …Más allá de las imágenes novelescas y peliculeras, un enemigo es alguien que no te gusta, alguien que prefieres no encontrarte, alguien que evitas siempre que puedes. Eso! Y también, alguien que te hiere o te ha herido y hecho daño.

Encuentra a tu enemigo! porque es para ti un tesoro. Es para el perdón.

Pero perdonar no es lo que vulgarmente se cree: No es con la mente ni con las palabras que se realiza esa operación tan importante. No es una mera declaración pensada, creída o pronunciada.

Perdonar es una potentísima energía transformadora, que nos viene dada desde arriba. Cuando se produce, la damos y a la vez la recibimos, sintiéndola con todo el cuerpo. Es puro chikung (arte de la energía), pura luz irradiando desde lo más hondo de las células y las moléculas de nuestra materia viviente. Es alquimia actuante.

Perdonar es la clave de nuestra felicidad. Y viceversa: la mente-que-no-perdona es nuestro principal obstáculo.

En realidad el perdón es un truco cósmico: porque cuando perdonamos al enemigo (al otro, sea quién sea que la vida nos ponga delante) nos estamos perdonando a nosotros mismos. Porque en realidad no hay separación. La verdadera persona la formamos yo y el otro. Juntos, todos, sin exclusión, mediante el perdón.

El perdon no existe espontáneamente en nuestra alma. Debemos aprenderlo. Es un trabajo (el trabajo?) interno: la esencia del arte de la energía.

(Ven a disfrutar este viernes en el Centre Àrnica de la Seo de Urgel compartiendo enseñanzas y prácticas de la escuela interna del Taichikung ArtEnergía)

 

TAICHIKUNG en Barcelona

Rètol BcnAgradezco de antemano la feliz oportunidad de volvernos a encontrar en la megalópolis con algunos amigos, alumnos y compañeros ya conocidos. También la de ampliar el círculo a los que se acerquen de nuevo…Siempre compartiendo alegría y felicidad en la presencia aquí y ahora, disfrutando con artes y ciencias ancestrales de múltiple aplicación, recibiendo el polvo de estrellas de donde venimos y adonde nos dirigimos.

Nos reuniremos en Estrella Mármara los días 7 de Marzo y 25 de Abril. Los restantes, en Alma de Yoga.

 

Curso INICIACIÓN ARTENERGIA MAHÓN JULIO-AGOSTO 2013

 

ArtedelaEnergia_Iniciacion

Colgamos de nuevo y por última vez el cartel del Curso con el cambio de dirección de última hora, que señalamos a vuestra atención. Bien venidos a esa hermosa gran experiencia!

Simbología del belén o pesebre para celebrar la Pascua de Navidad renaciendo

Nacimiento de Jesús

«Oyeron los pastores a los ángeles cantando la presencia de Cristo encarnado; y corriendo hacia él, como a su pastor, le contemplan como un cordero inmaculado, lactando del pecho de María y le cantan este himno: (etc)»

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“Oh! Gloriós de la Florida Vara,
dau-nos ajut en tot moment”

No olvidemos la Navidad en esta “cuesta de Enero” magnificada hoy por la llamada “crisis”! La liturgia y el calendario tradicional nos ayudan, recordando que el ciclo navideño y la exposición hogareña del Belén duran hasta la fiesta de la Candelaria (2 de Febrero), cuando el Niño ya crecidito es presentado al Templo. Sólo evocando esas cosas divinas ya se despiertan en nuestro interior los arquetipos (energéticos, vivientes) pulsando por ser reconocidos y escuchados: la dinámica interna del ser humano se puede ver como una permanente ebullición en aras de renacer: una “economía de salvación” que ya funciona siempre de por sí cuando nosotros no interferimos oponiendo resistencia. Apostemos, pues, de entrada, por la naturalidad y la espontaneidad de esta dinámica humana interior que llamamos “natividad” (“segundo nacimiento” o renacimiento, rebirthing, etc.). El Pesebre, del cual estamos dando las claves, es un precioso mapa (mándala) utilísimo para esa tarea.

Hoy se nos aparece San José, el “glorioso de la divina vara”, el “carpintero”, el “padre” que no es el verdadero Padre, en suma: el comadrón, el obstetra. Él nos orienta y nos guía en todo este proceso. Se encarga de proteger la gestación de la “Virgen”, de proteger al Nasciturus, y a ambos después de realizado el parto. Él es maestro porque sabe escuchar los consejos del cielo, canalizados por Gabriel, el arcángel. Así Dios salva la “Sagrada Familia” de las dudas del propio José frente al peliagudo tema de la virginidad, la salv de la matanza de Herodes, y la conduce a Egipto (a donde van todos los sabios –Moisés, Orfeo, Pitágoras, Platón, Plutarco- a iniciarse en los divinos misterios. Toda la historia de este nuestro patrón (o guía interno) es muy orientativa…y mágica! hasta la actualidad (véase su presencia y autoría en el patronazgo de Josep Gaudí, y de su reconocida obra barcelonesa, la basílica de la Sagrada Familia, un prodigio de devoción, arquitectura y máketing urbano, de cuyo simbolismo ya he escrito anteriormente.

Hay un aspecto de este santo que repele en general y, particularmente, a la mentalidad moderna. Es por su respeto a la “virginidad de la mujer” (con la que sin embargo se casa). También resulta chocante su famosa castidad, puesta siempre en primera línea por la mentalidad religiosa corriente. Ambas cosas deben ser bien comprendidas desde el enfoque espiritual y simbólico en que aquí nos situamos, donde la sexualidad no se excluye, antes todo lo contrario, tal como lo atestigua la ya comentada presencia de la “mula” (o asno) dando vida y aliento al Niño en el pesebre.

El obstetra tiene una función sacerdotal. No posee a la Virgen en sentido genital. Ella es sólo poseída por el Padre (el macho divino que la fecunda mediante su Espíritu Santo). San José, por lo tanto solamente cuida y protege a la Virgen (que es nuestra alma receptiva y hermosa). Le consigue y adereza el habitáculo prenatal, la “cueva”. La orienta dándole consejo, ideas heredadas de la tradición ancestral que él (como descendiente del rey David, y como maestro de oficio) representa. Además del conocimiento teórico, además de orientarla (léase nuestra alma enterándose de lo que está ocurriendo con todo este proceso, que tiene aspectos traumáticos- aporta el conocimiento práctico sobre la fecundación por el “Espíritu”, es decir: sobre la respiración en sentido profundo, sagrado y trascendente. Ya que todo nacimiento, si lo pensamos bien, tiene el proceso de la respiración como eje y centro. No en vano subrayamos una y otra vez la importancia de conocer y practicar el que hemos optado por llamar Arte de la Energía (del “aliento”, “hálito” o “espíritu”…el arte de sintonizarnos con la “respiración cósmica”) traduciendo a nuestra lengua y comprensión  moderna, los términos chi-kung y/o prana-yama, que son entre los muchos otros existentes, los más relativamente reconocidos en ciertos ambientes de la modernidad.

Los santos, como José “esposo de la Virgen”, están para ser invocados. Lo hacemos con la incantación de  su nombre, repetido con la máxima intención y profundo sentimiento desde nuestro corazón iluminado. Ellos acuden siempre gustosos en ayuda aportando imágenes y/o palabras y/o/ sensaciones en forma de energías y/o “consejos” con la libertad de poder tomarlos en cuenta y seguirlos. Podemos, como hoy se diría, “canalizar” su mensaje, encarnando su presencia. Los santos cristianos -el santoral del calendario- son aspectos o energías de Dios (así como en el budismo se dice que los bodhi-sattvas son los distintos aspectos de Buda). Están de la parte de Dios: eso significa de lo bueno, de lo hermoso, de lo creativo y luminoso. Son, por tanto, parte inextricable de nosotros mismos, de nuestra alma superior, haciendo de intermediarios en este canal de luz, belleza y alegría que somos cada uno de nosotros interiormente conectando lo de arriba con lo de abajo (el Cielo con la Tierra y la Tierra con el Cielo). Las enseñanzas que, siguiendo la tradición, impartimos de una generación a otra, sólo sirven para despertar en nosotros el proceso de la transformación interna, para conectarnos con estas inteligencias energéticas realmente presentes en lo invisible. Entre ellas, San José ocupa un rango destacado junto a la caterva de los que ya en vida realizaron una sólida conexión con lo superior y divino (la Iglesia Triunfante).

Ya podemos ir comprendiedo que el belén o pesebre, como todo dispositivo simbólico vinculado a la religión y a la tradición popular, cumple funciones ambiguas que operan en distintos rangos. Todo depende de nuestra capacidad y nuestra actitud ante el mensaje tradicional que nos presenta. Aquí nos interesa la aplicación directa a la realización en sentido espiritual: la efectividad transformadora de estos simbolismos en la economía interna de cada uno. Las otras significaciones más corrientes y reduccionistas están también presentes, pero debemos aprender a trascenderlas.

El pesebre no es solamente un juego religioso infantil, una escenografía ficticia para mentes retardadas o perezosas. No es solamente un dispositivo sentimental, que hace vibrar buenas emociones. Tampoco es la escenografía –más o menos documentada y aproximada- de un hecho histórico acaecido en la antigua Palestina…Todos estos puntos de vista son reflejos de la verdad que contiene, pero solamente reflejos indirectos, que nos remiten a la verdad interior de nosotros mismos, de las energía vivientes que bullen en el fuero interno y pugnan por armonizarse, gozar y nacer realmente en un plano superior del cosmos y de nosotros mismos. Nuestro punto di vista no niega, antes trasciende y realiza de moso efectivos los contenidos que nos ofrecen la liturgia cristiana y la religiosidad popular. Los contenidos de la tradición religiosa, a pesar de los defectos que puedan acarrear, y de lecturas literales (o materializadas) que siempre los acompañan, deben ser respetadísimos, por el gran papel que tiene en la transmisión a través de las generaciones y los siglos.

Frente al legado tradicional se sitúa la soberbia de la mentalidad moderna (que impregna nuestra educación recibida). Ya nos hemos referido anteriormente a ese tipo de actitud mental representada por el novedoso “caganer” recientemente introducido en el belén… Ahora bien, ya que el simbolismo todo lo integra –y el mandala todo lo contiene- la negación de todo eso debemos aprovecharla para ayudarnos a trascender el sentido literal de las cosas. accediendo a la otra lectura superior (espiritual, simbólica) de este tipo de realidades a las que nos estamos refiriendo. Por la cincidentia oppositorum ocurre que aparentes contradicciones y negatividades tienen también su papel positivo en la evolución de nuestro ser. El pesebre no es lo que parece a primera vista, ni nosotros tampoco.

El pesebre o belén, heredado de San Francisco de Asís y también de los monjes del Templo de Jerusalén, es un genial diseño que ha transitado en el cristianismo popular hasta hoy, para exhibir contenidos de alta significación espiritual (transformadora, alquímica), utilísimos para todos los despiertos con ganas de aprender, practicar y renacer a otro cuerpo y a otra vida. Un “cuerpo de gloria”, “cuerpo de luz”, “cuerpo de Cristo”…Una vida eterna, siempre siendo en el aquí y ahora, en la Presencia (sin pasado ni futuro), expandida, real, viviente, respirante…Mucho más cercano todo ello que nuestra yugular.

El tipo de enseñanzas transmitidas por San José quedan hoy en general para la clerecía cristiana circunscritas a lo que dicen los cuatro evangelios canónicos (que ya es mucho) y a los comentarios de los padres y seguidores. No recogen los “secretos del oficio”, que seguro conocía y enseñaba el Maestro Carpintero. Recordemos simplemente que los “carpinteros” en los contextos de sociedades arcaicas, son los arquitectos o “maestros de azuela” (mestres d’aixa). Sus productos van desde el vaciado de un tronco para hacer una canoa, la construcción de una cabaña, hasta la construcción del Caballo de Troya, el Arca de Noé, el Palacio de David, o el Templo de Salomón, pasando por la de una balsa, un bote, una carabela, o por la admirable arquitectura de troncos, tablones y llatas, que es la suiza o la nórdica, entre muchas otras. Si nos fijamos en todo ese tipo de productos constructivos que se realizan con el hacha de carpintero (la azuela y otras herramientas más sofisticadas) veremos que el objeto es siempre fabricar un contenedor para el cuerpo humano, o para una colectividad de individuos (familia, felgresía, partida, equipo, parroquia, pueblo, grupo, etc). No es de extrañar, pues, que simbólicamente hablando, la “carpintería”sagrada trate precisamente de obtener, vigilar, conservar el claustro materno (útero, vientre, cueva, tumba) donde se produce el nacimiento del ser humano.

Los “secretos del oficio” que el simbolismo de José evoca, se nos hacen presentes en otra clave con el segundo José de la historia sagrada, que es el de Arimatea. Este importante personaje es el que se encarga de comprar la tumba de Jesucristo, es decir, simbólicamente, el claustro materno (excavado en la roca en forma de silo, tal como ha sido documentado arqueológicamente) para el “segundo nacimiento”, simbolizado en este caso por el Sepulcro Vacío, la Resurrección y la Ascensión a los cielos. Juntando el simbolismo de los dos Josés comprendemos que su “oficio” es también la cosmología. Ya que el cosmos es en realidad el útero que debemos aprender a reconocer para el “segundo nacimiento”. Aprender la cosmología es reconocer y vivenciar el modelo del universo, en el cual hemos sido ya dados a luz por el primer nacimiento, y del cual estamos aprendiendo a liberarnos con ayuda del belén que, ni más ni menos, es un cosmograma para el segundo nacimiento. Las diferentes matrices son siempre artefactos para ser trascendidos: para nacer a otra dimensión.  La cosmología (la arquitectura sagrada y la ciencia de los antiguos constructores) nos enseña una nueva manera de ubicarnos con respecto a nosotros mismos, a los demás y al mundo. Una manera que convierte a todo ello en algo inteligible, interesante, energético, lleno de posiblilidades creativas: lleno de amor, en suma. En La ciudad cautiva hallará el lector estudioso abundante referencia a este tema.

Terminamos el capítulo recordando que Joseph, en hebreo significa “añada Dios un nuevo Nacimiento”, tal como lo leemos en el Diccionario de la Biblia de Herder (que escribió habitando en el desván de dicha editorial, el padre capuchino e ilustre hebraísta Serafín de Ausejo). San José es, pues, el obstetra y su arte constructiva lo podemos seguir aprendiendo hoy de las tradiciones sagradas de Oriente (desde los hesicastas del Monte Athos en Tesalia, hasta la obstetricia sagrada del Extremoriente a la que ya nos hemos referido, pasando por el pranayama y los yogas tántricos de Asia) y Occidente (la geometría pitagórica, el platonismo, y la arquitectura simbólica de los “constructores del templo de Jerusalén”).

El respeto que muestra San José ante la Virgen, nos reafirma en la sacralidad y belleza natural de nuestra alma de luz. La proverbial castidad, entendida en sentido superior (más allá de la literalidad, no siempre negativa, con que lo entienden los clérigos cristianos de la modernidad occidental) la entendemos como la no-interferencia de la mente-pensamiento, que obstaculiza, contamina e incluso llega a impedir el acto de renacer en un sentido espiritual. Cuidemos pues de la virginidad de nuestra alma y confiemos en la ayuda que siempre está recibiendo del cielo.

José Olives Puig
Cardedeu, 26 de Enero 2012

LOS CINCO AGENTES DE LA NATURALEZA (WU-HSING)

(A raíz de la lectura del capítulo III de La ciudad Cautiva <El arte del gobierno>, y como respuesta a Gemma, que desea << indagar y comprender la correspondencia entre la doctrina de los Cinco Agentes y las Cinco Vísceras del cuerpo humano, de las cuales según la medicina tradicional depende la salud del organismo>> escribo el siguiente apunte:)

La doctrina de los Cinco Agentes (corrientemente mal llamados “Cinco Elementos”, con los cuales no deben ser confundidos) es un tesoro cosmológico recibido en la modernidad a través de las enseñanzas extremorientales, en particular la medicina china, que toma esta doctrina como centro teórico; y la alquimia interna taoísta, practicada en T’ai Chi Chuan y otras escuelas de artes marciales. Los principios están escritos en el Nei-ching del Emperador Amarillo, que es la biblia de la medicina. Me he referido a ellos en dos ocasiones (cf. La Simbólica de las Artes Marciales, “Symbolos”nº 1. Guatemala 1990-91; y La ciudad Cautiva, Madrid 2006, cap. III, pp.184-6). Remito a estos escritos, para no tener que repetir lo ya expuesto. En este capítulo tercero del libro, que estamos estudiando, reproduzco una imagen clásica y mandálica de los Cinco Agentes sacada del libro de T. Bunnang (que curiosamente los coloca en un orden propio de la visión de los cuatro puntos cardinales desde el hemisferio Sur) y los refiero directamente a las cinco pasiones/virtudes principales, para ilustrar una “técnica” de trabajo interno para transmutar alquímicamente las energías densas y desagradables en energía positiva y creativa, es decir, en virtud. Incluyo a continuación una imagen pentagonal y pentagramática donde dichas pasiones/virtudes se asocian a las distintos valores “planetarios”:

Los Cinco Agentes pueden contemplarse desde un sinnúmero de niveles distintos de ordenación de la “materia cósmica”. Entre ellos destacan las Cínco Vísceras, que nos sirven como punto de referencia corporal y principalísimo para que las meditaciones en este sentido no sean meramente mentales (cerebrales, “teóricas” o “intelectuales” en el sentido racionalista habitual), antes sentidas, encarnadas y realmente efectivas en la transformación de nosotros mismos. Hay innumerables técnicas que derivan de esta doctrina, las cuales se aprenden el las escuelas del “arte de la energía” hoy en vías de vulgarización (y corrupción) bajo el nombre de Chi Kung. En este contexto el cuerpo humano, nuestro cuerpo, el cuerpo de cada uno tal como lo estamos sintiendo aquí y ahora, aparece como un cosmograma, al que los mandalas y gráficos aportados se refieren, del mismo modo que un mapa se refiere al territorio real de nuestros desplazamientos y viajes.

Pongo a continuación el célebre cuadro de correspondencias sacado de la Introducción (Su Wen) al citado libro del Emperador Amarillo, cuyo nombre encierra simbólicamente la maestría en este tipo directo e integral de sanación, en línea directa con la Presencia del Espíritu Divino.

Vale recordar, como ya lo he escrito anteriormente, que el simbolismo de los Cinco Agentes, y el talante de esta doctrina con sus métodos y técnicas (p. ej. El Hsing I Chuan, que con el T’ai Chi y el Pa Kua, conforma el ternario de los “estilos de combate” en las “escuelas internas” del taoísmo) se halla directamente en resonancia (por no decir en coincidencia) con los elementos que conservamos de la iátrica antigua de Occidente, a saber, la herencia pitagórica y de los asclepíadas, ambas aludidas una y otra vez en los diálogos platónicos, y en otros residuos tradicionales; y ambas vinculadas con las artes marciales -en las que destacó Pitágoras, según refiere la leyenda.

José Olives Puig

Cardedeu 09.03.11